miércoles, 11 de octubre de 2023

 La factoría Marvel y la guerra de las galaxias: ¿Sigue habiendo leche ahí dentro? ¿Da para queso?




Queda claro que la compañía del mítico ratón, a día de hoy, y, tras haber estado cerca de quebrar durante la pandemia -tras la adquisición de FOX poco tiempo antes, junto con el obligado cierre de sus parques temáticos y con el frenazo de las salas de cine en las que no pudieron estrenar ninguna de sus ya producidas películas del UCM- finalmente fue su plataforma, Disney Plus, la que dio un balón de oxígeno en términos financieros y de liquidez. Aunque no por demasiado tiempo, pues pronto descubrieron que estrenando sus producciones cinematográficas directamente en 'streaming' les daban pérdidas potenciales y recogieron cable de vuelta al modelo tradicional.

El caso es que ya después, y, siempre hablando en términos generales, sin aferrarse a excepciones concretas, Disney tiene ahora mismo dos vacas que dan mucha leche sobre el papel de sus directivos: Marvel y Star Wars. Y si es verdad que esta segunda parece que de momento no hay planes para volver a la construcción de una nueva trilogía en la gran pantalla, si que se la está exprimiendo en forma de series en 'streaming' hasta el límite. Aprovechando cada personaje y resquicio del universo expandido que se creó tanto en los tebeos como a raíz de la serie de animación Star Wars: The Clone Wars de 2008. O haciendo ese mix de precuelas y secuelas de las propias series de ahora, creando todo una enorme ramificación y complejidad del universo galáctico. 

En cuanto a la factoría Marvel, que les voy a contar. Con su productor al frente, Kevin Faige, desde 2008 que se estrenara la aclamada Iron-Man, ha sido una cascada continua de estrenos y de creación de todo un LORE, un universo de películas entrelazadas entre ellas, respaldadas absolutamente por los ingresos en taquilla y dando pie a una moda apabullante de lo que conocemos como 'cine de superhéroes'. Una referencia para las demás productoras de cualquier medio del audiovisual realmente, que encontraron en esto un nicho de beneficios brutos, como si de un yacimiento de petróleo se tratara. Ahora en stremaing están continuando con su factoría de superhéroes dando espacio a personajes desaprovechados o de carácter más secundario en sus películas. Cada aproximadamente cuatro o seis meses tenemos nuevo estreno en la plataforma. 

Por lo tanto, ambas franquicias son claramente víctima de la dilatadísima sobreexplotación por parte de la compañía originaria de Orlando. Es objetivo. No hay dudas. Es evidente. Pero, ahora bien, ¿Es esto sinónimo de nefasta salud? ¿Acaso están en horas bajas? ¿Corren riesgo de desaparecer por pura fatiga? ¿Se ha sustituido la calidad en detrimento de la cantidad? Esa es precisamente la pregunta que quiero plantear en este post, e intentar responder bajo mi propia e intransferible opinión. Cada cual evidentemente estará en posesión de la suya.

Lo cierto es que en el caso de Star Wars la respuesta es la más clara: está como una moto, en plena forma. A mi parecer, tanto The Mandalorian (en sus primeras temporadas), como en la reciente Ahsoka, y como, especialmente Andor, son tres ejemplos en donde esta franquicia raya un nivel altísimo y no queda nada lejos de la trilogía original de George Lucas (episodios IV, V y VI). Ganando por goleada a los episodios I, II y III; a las precuelas (Rogue One o Han Solo) y, por supuesto, a la última trilogía (a excepción quizá del capítulo VIII y del VII a ratos). En las series de Disney Plus han sabido encontrar un tono fantástico, entremezclando fidelidad, madurez y reformulando la entrada a otros géneros como al territorio político en la serie Andor, que casi parece una temporada de House of Cards. Sin perder por ello la esencia, el espíritu de la saga y ganándose a los fans más acérrimos a base de buenos guiones y personajes bien escritos; de amor a la franquicia. Recurriendo al fans-service lo justito y necesario, y haciéndolo de manera excelente y justificada cuando toca. Ver las series de la franquicia galáctica resulta rentable, e incluso uno se queda con ganas de nuevas temporadas. Por contra, si es cierto que quizá otras tan esperadas por todos como Obi Wan-Kenobi fueron decepcionantes, aunque sin dejar de ser un entretenimiento que si bien llevaba demasiada prisa, muy precoz para todo precipitaba todos los acontecimientos, un ritmo demasiado acelerado que pasaba de puntillas por todo y no sabía desarrollar su historia por el camino y quedaba en las más mera anécdota, sus seis capítulos entraban perfectamente cualquier día en el que a uno le apetecía dejar el cerebro como quien dice en la puerta de entrada aparcado. Poco más ofrecía. Sus series de animación también gozan de una calidad más que aceptable.



En cambio para Marvel, tengo muchas más dudas, pues si lo cierto es que, actualmente, vistas casi todas sus series principales (Groot y Hulka, creo que han sido menores, hasta en su propia promoción y ahínco que hizo sobre ellas Disney se podía ver) ninguna de ellas me ha hecho querer arrancarme los ojos como muchas voces se oían en Twitter y redes sociales en general. Me parecen entretenidas, llevaderas, cortitas y al pie, con una excelente factura, secuencias de acción conseguidas, efectos funcionales pero, verdad, que sin rastro de una excelencia dentro de su propia condición y universo equivalente a las que tienen las buenas series de Star Wars. Digamos que a Disney con Marvel le falta dar el puñetazo en la mesa con una serie que sea candidata a ser de lo mejor del año en televisión, como Andor o la primera de The Mandalorian fueron. Tienen a Loki que está a un nivel superior a todos los niveles del resto de sus series pero que le falta algo más para romperlo. Que en Marvel no se engañen, ya lo han conseguido en televisión, se llamaba Daredevil. Lo único es que fue en la época Marvel-Netflix. El resto, tanto Ojo de Halcón, como Falcon y el soldado de invierno o Caballero Luna, no dejan de ser buenos pasarratos con muchos peros, anecdóticas y con unos guiones que manejan los tiempos de aquella manera con capítulos vacíos y otros con prisa por resolver, sin dotar a sus personajes de la suficiente entereza como para ser lo suficientemente sólidos por si mismos más allá de medios meramente narrativos para con la historia. Finalidades vacuas y unos arcos dramáticos muy de párvulos les privan de suscitar el interés necesario en el espectador para querer seguir enganchado a nuevas temporadas. Quizá con Wandavisión sí que se intentó hacer algo distinto al principio haciendo esa mezcla extraña con sitcoms de los años cincuenta, con un estilo visual peculiar y algo arriesgada para el nivel de riesgo que suele tomar la compañía pero que, al final, por cómo planteaba su desenlace y los últimos capítulos resultó una propuesta fallida, pues al final toda esta parte extraña del principio no era nada más que relleno que se podrían haber ahorrado o recortado en post de darle al mismo desenlace un desarrollo más escalonado y eficiente.



Así pues, como ven, creo que, en definitiva, ambas vacas están vivas. Les queda mucha leche y van a dar buenos quesos. De Star Wars parece que la leche está saliendo fluida y de calidad, ya se han hecho dos o tres quesos muy remarcables y las expectativas son positivas y al alza en los próximos años. Parece que en esta granja los ganaderos entienden muy bien a sus vacas y saben exactamente que extraer y cuando hay que hacerlo. Incluso están atrayendo a gente no muy dada al queso, lo que es un éxito. En la granja marveliana aliada de al lado tienen más dudas sobre la elaboración del queso parece ser. Aún no han hecho un gran queso. Lo han tenido cerca con uno curado pero en el pasado lo hacían mejor. De momento sigue habiendo confianza en que pulan sus técnicas queseras y elaboren un cinco estrellas. Que no se confíen, eso sí, pues su último y más reciente queso (Secret Invasion), ha dejado muy disgustados a los clientes más fieles a su producción quesera. Así que toca ponerse las pilas y darle una vuelta a su fórmula. Pero lo que queda claro es que, de momento, no hay vacas agonizantes ni en los huesos más absolutos ni de las que ya se les exprime la sangre. Que la compañía del ratón lo tengo claro y que sean inteligentes, porque como se carguen a sus vacas, ellos pueden ser los siguientes. 

martes, 5 de julio de 2022

 HABLANDO UN POCO SOBRE JOHN FORD. PARTE (I).



Reciente acabo de terminar mi tercer ciclo de películas del gran maestro del cine americano, considerado por muchos, como el más grande de los cineastas; aceptado incluso por los intelectuales de tendencia elitista. Digamos que John Ford es admirado por toda índole de espectadores: público general, críticos, académicos, escritores, pintores, compositores; y así toda la lista de profesionales de la cultura y grupos sociales, cuenta con el profundo respeto de todos, excepto de un selecto grupo, en los que no necesariamente figura ningún colectivo de los mencionados anteriormente: los poco adheridos o detractores del western, ya que Ford, ante todo, se definía como un tipo que dirigía películas del oeste.

Esto último no implica que solo realizase western de entre toda su cosecha de, ¡Casi 130 películas! desde que en 1917 "debutase" en solitario con el filme 'The Tornado' había sido ayudante de otros titanes-inventores del lenguaje cinematográfico como D.W. Griffith en obras capitales del cine como 'The Birth of the Nacion' (El nacimiento de una nación) de 1915. 

 Una lástima, por otro lado, que, según varias fuentes no oficiales de expertos, o, más bien según comentan los académicos del cine, gran cantidad de películas de su época muda se han perdido o son altamente difíciles de localizar hoy en día. Personalmente, he podido ver algunas de ellas gracias al buen trabajo de recopilación de documento histórico que lleva a cabo la plataforma de video en streaming 'Filmin'.


Así pues John Ford siempre daba ese aire de western a cualquiera de sus obras que se produjesen fuera de las vastas llanuras de Monument Valley: plató por excelencia del director para rodar. Así pues, John Ford: excelente narrador, con una impronta visual monumental, heredera de claves visuales del expresionismo alemán en obras como 'Hombres Intrépidos' de 1940 o en la última de las historietas de una de sus películas menos conocidas: 'La salida de la luna' de 1957. Y que tenía la capacidad de contarte la historia de un lugar y sus gentes en un solo plano, algo que encontramos en el arranque de '¡Qué verde era mi valle!', ganadora del Oscar a mejor película en 1941 por delante de ni más ni menos que 'Ciudadano Kane'. Aquel plano cuando la voz en off nos está contando las memorias de un hombre que se marcha del pequeño valle donde ha pasado toda su vida y decide emprender un nuevo camino cincuenta años después, con la cámara abandonando y separándose del personaje y encuadrando una ventana abierta que parece un cuadro en movimiento y donde te introduce acto seguido a un plano general desde el que se ve todo ese valle irlandés y el día a día de sus habitantes. Queda recogida en un solo fotograma una vida, un lugar.

How green was my valley! (1941)

Sin embargo, no solamente es el talento para contar y poner en imágenes su universo: con mirada de añoranza y desesperanza, con arduos deseos de reformular e imaginar los mitos y leyendas de esa nación emergente como eran los Estados Unidos de América; sino que lo realmente rico, potente y eterno del cine de John Ford son sus personajes. Gente que podrían encontrarse en cualquier lugar del mundo, muchas veces más interesante y con más matices o riqueza psicológica que personas de carne y hueso. La honorabilidad y la dignidad humana que siempre les otorga, gente llena de principios, pero también de defectos y virtudes, de idealismos y de una forma de ser tremendamente humana. Algo que está en personajes como por ejemplo los protagonistas de dos de sus películas: 'El sol siempre brilla en Kentucky' -Charles Winninger- y 'Rio Grande' -John Wayne-. El primero, aquel juez que como nuestros políticos de hoy en día, solo quiere ganar la reelección como juez del condado hasta que se topa con una situación donde sus valores humanos y principios ético-morales acabarán estando por encima de todo lo demás; o, para el segundo, ese oficial del ejército, que no puede obviar la presencia de su hijo dentro de los aprendices recién alistados en el ejército americano que custodian la frontera con México y se encargan de mantener a los indios a raya. Nuevamente, el factor de humano como una de las grandes claves de los personajes del mundo John Ford.

The Sun Shines Bright (1952)

Rio Grande (1950)

Con su cine uno tiene la impresión de que aparte de pasar un buen rato, uno acaba de ver sus largometrajes como una mejor persona y con más valores. Me atrevería a decir, incluso que aquella persona que se crie con el cine de Ford no será nunca una mala persona porque si hay algo que la actualidad infravalora enormemente, algo que esta casi completamente depreciado son los valores y principios ético, morales y personales. Y él nos decía que uno también puede solo luchar por ellos.


Todo esto es lo que quería venir a comentar hoy sobre John Ford en esta breve entrada, pues son muchas las veces que a la hora de enfrentarse a su cine, y, especialmente para quienes vengan de las películas más actuales, se puede hacer complicado pillarle el tono, pero hay que tener en cuenta que el estilo Ford te introduce en una comunidad, dentro de una población, dentro de un grupo de personas que están donde la acción ocurre; que lo habitan, que son inherentes al lugar y donde Ford te imprime en fotogramas una porción de sus vidas. A lo largo del metraje todo va cogiendo color y viveza, donde nunca los hechos se precipitan de golpe y porrazo para llegar a un desenlace necesario para poner colofón a una proyección con una duración limitada dentro del medio. Como en un museo, asomarse a una película de este director es ver un momento de la vida, como abrir un cuento por una página al azar. Y jamás, más importante probablemente que todo lo demás, sin perder de vista su visión del medio cinematográfico como un lugar en el que contar historias para entretener al espectador que compra su entrada. O, lo que es lo mismo: entender el cine puro (y no mero) entretenimiento.

martes, 7 de septiembre de 2021

 10 Grandes películas sobre atracos (o que los incluyen) a bancos, casinos, joyerías... Las famosas "Heist Movies" [Vol. I]


Una lista que pretende recoger en un primer volumen de diez películas sin ningún orden en particular, más allá de las que me vayan viniendo a la cabeza según escribo la entrada. Vamos a poder encontrar desde absolutas obras maestras hasta Fast & Furious, desde el cine de gran estudio y gran llamamiento palomitero a las masas hasta el cine más independiente y desconocido. Así pues, ante todo, una lívida variedad refrescante y fuera de todo tipo de pretensiones. Comenzamos:


La Huida (The Getaway), 1972 de Sam Peckinpah



Comenzando por una mis favoritas, una de las grandes películas de Sam Peckinpah, protagonizada por Steve McQueen y Ali MacGraw, en este thriller de acción setentero, garantía de éxito por otra parte, que gira entorno a la relación amorosa de la pareja encarnada por los personajes de estos dos actores y en donde McQueen deberá aceptar un trabajo para ser puesto en libertad por los mandamases de la prisión y que dará lugar a toda una road movie rodada con un ritmo frenético pero con una sutileza y una poesía encomiable. Violenta, adulta, crepuscular, con un humor muy negro, por momentos... Para mí una de las reinas del género y que condicionó a todas las que vinieron después de ella.


Heat, 1995 de Michael Mann


Película evento para todo cinéfilo, pues ponía frente a frente a los dos mejores actores de su generación, de los que creó en su momento toda una rivalidad, e incluso las malas lenguas dicen que no llegaron a coincidir en ninguna escena del rodaje; afirmación que se reveló como falsa, ya que se confirmó que en aquella famosa escena en el restaurante donde tiene lugar el cara a cara entre ambos, yacían presentes. La cinta es una de atracos "convencional" argumentalmente donde están los malos (Robert De Niro) y el poli que les persigue incansablemente (Al Pacino). Hubo ganador, para los curiosos en el duelo interpretativo: Pacino ganó la partida. 

Tremendamente influenciada por la entrada anterior también, pues Michael Mann tiene a Sam Peckinpah como referente absoluto a la hora de rodar tiroteos, usando esa crudeza descarnada y encontrando en la violencia la única salida posible al conflicto para los personajes, concepto que en España heredó otro grande: Enrique Urbizu, y que posiblemente aparecerá por aquí también. Heat intenta elaborar un juego visual a raíz de esta trama del gato y el ratón como dos personajes que son las dos caras de una misma moneda y que, por tanto, son solo uno, un símil que da juego narrativo y visual a todo el metraje. No se la pierdan porque las tres horas son vapor de agua de lo rápido que pasan. 


Rififí (Du rififi chez les hommes), 1955 de Jules Dassin


Sé que muchos la consideran la mejor del subgénero, para mí bebe de otras que vinieron antes y que ahora más adelante mencionaremos, pero lo que si les puedo asegurar es que aquí se halla el mejor atraco que verán en la gran pantalla: una secuencia de 30 largos minutos sin una sola frase de diálogo apenas mientras dan el golpe; con un guion, una sobriedad, un descaro y un pulso narrativo apabullantes y que no son nada más que parte de la una película que es una obra maestra del 'polar francés', esa corriente de cine negro que recorrió el cine del país vecino por los 50, 60. Imprescindible.


Tarde de Perros (Dog Day Afternoon), 1975 de Sidney Lumet


Otra vez con Al Pacino de protagonista en esta obra maestra de los setenta de Sidney Lumet, y que como vemos en la MindHunter de David Fincher, parece que se estudia en las escuelas de psicología, y tampoco me extrañaría que lo hiciese en la negociación de rehenes... La trama básicamente consiste en unos tipos que pretenden conseguir algo de dinero para que uno de ellos se pueda financiar la operación del cambio de sexo. Genialmente rodada con un guion afiladísimo con un ritmo encomiable y una manera de influir como pocas a la hora de tratar personajes de esta naturaleza, que no dejan de ser gente que permanecía de manera marginal dentro de la sociedad. Interesantísima y todo un prodigio cinematográfico dentro del género.

Ladrón que roba a ladrón (Bottle Rocket), 1996 de Wes Anderson


Seguramente, la menos conocida de toda la entrada. Más cercana al patetismo, Anderson filma su primer largometraje con esta panda de tarados en un mundo ya, muy del director, peculiar y extrañamente agradable, aunque si es verdad que con una estética no tan cuidada como a posteriori. Aquí ya estaban todos los temas que le inquietan. Merece la pena visitarla.

La jungla de asfalto (The Asphalt Jungle), 1950 de John Huston




Todo un clásico del cine negro. El gran John Huston dirige esta cinta ciertamente escondida dentro de su filmografía a la sombra de su (otra) obra maestra: 'El halcón maltés' (1941). Con Marilyn Monroe en un papel pequeño pero voraz e hipnótico; este realizador retrata esas historias de perdedores que tan presentes están en toda su obra. Un entramado de tramas gansteriles, un asalto a una joyería, y ese ambiente tan sórdido y jodido, típico en este tipo de historias la convierten en otra imprescindible del género policiaco.

Como curiosidad hacia esta cinta decir que fue la gran influencia de otro maestro del cine, en este caso francés: Jean-Pierre Melville. En su (seguramente mejor) película, 'El silencio de un hombre' (1967), declaró que toda la estética de su cine era deudora del cine negro americano y, en concreto, de 'La jungla de Asfalto'.

El caballero oscuro (The Dark Knight), 2008 de Christopher Nolan



No es directamente, ni como tal, una película de atracos a bancos pero sí que hay que incluirla dada la ya legendaria secuencia de golpe y donde nos presenta al gran villano de la función: el joker de Heath Ledger. Una sobrada técnica y de despliegue de medios de Christopher Nolan demostrando cómo se optimiza un presupuesto mastodóntico y que esto no tiene porqué ser per sé un obstáculo a la creatividad autoral. Obra maestra absoluta.


Despierta la furia (Wrath of man), 2021 de Guy Ritchie



No alcanza el rango de obra maestra pero si que podemos hablar de que Guy Ritchie ha hecho la última gran película de atracos. Una joya dentro del cine de acción, que si bien ha funcionado en taquilla, (el poderío comercial de un aquí excelente Jason Statham) muchos la habrán dejado pasar. Un error que con el tiempo les hará arrepentirse, sobre todo, si les va el género. Una narrativa muy interesante la que se plantea y aunque todo derive también al subgénero de venganzas, no es del todo lo que esperan ver; y eso es un punto que hace que esta película tenga que estar presente como la representante de la última década dentro de la lista.

Reservoir Dogs, 1992 de Quentin Tarantino



La ópera prima de Tarantino dónde recordemos todo gira entorno a un "fallido" atraco y que la película intentará reconstruirnos desde distintos puntos de vista de los implicados en ello: desde la planificación hasta su ejecución y resolución... Aunque casi nunca mostrado nada de forma explícita. Una historia que claramente toma influencias de la brutal masterpiece de Akira Kurosawa, Rashomon (1950). Mucho ojo a Mr. Pink... (je, je).

Fast & Furious 5, 2011 de Justin Lin



Cierro la lista con algo en clave disparatada, desconecta cerebros, gran blockbuster revienta taquillas desde Hollywood con esta entrega de para nosotros en España, conocida como 'A todo gas 5'. La segunda película de la saga que dirigía Justin Lin y, probablemente, una de las mejores por ir a por todas, sin miedo a mostrarse tal y cómo es, sin tener ningún tipo de complejos por ello. Entraba la 'Roca' Johnson además en esta parte y vivíamos ese ansiado duelo de grandes tríceps contra el siempre intenso Vin Diesel (alias 'Toretto'). En la imagen la mítica secuencia del robo con la caja fuerte dando tumbos por las calles de Rio de Janeiro en una clara intención desde el guion de mostrarnos las "peculiares" leyes de la física en este universo de PlayStation. Sensacional.

lunes, 15 de febrero de 2021

8 consejos tremendamente (in)útiles para quien pretenda estudiar un grado en economía


Esta va a ser una entrada diferente, ya que a punto, según tecleo en este momento, de terminar el grado, o más comúnmente: la carrera, de toda la vida de Dios, sé más que suficiente para poder aconsejar a todo aquel que le pudiera interesar en esta dura, si quizá, pero sobre todo bonita aventura que supone entrar en el mundo económico durante al menos 4 años de sus vidas. O, dicho de otro modo para los que no les gusta dejarse aconsejar: qué le diría a mi yo de hace cuatro años, no tanto en plan advertencia sino más en orientado a la cura de espanto sobre las claves que se puede uno encontrar allí dentro en una clave de humor para amenizar y hacer más llevadera la lectura. Un "te lo dije, macho" en toda regla, vamos.


El Inglés: el villano escondido

¿Saben ustedes en las típicas películas en donde al final, el consejero friki, tontillo y mal entonado consejero del que parecía el malo se acaba revelando como el auténtico rival a vencer por los protagonistas? Pues para mí eso es el inglés en economía para universitarios y lo que le convierte, a la par, en el número 1 indiscutible de esta lista, también por muchos otros motivos como porque no va a ser lo primero que a nadie le venga a la cabeza antes de entrar, ni de lo que nadie te va a advertir, aunque si es verdad que puedes percatarte a poco que tengas un par de luces en la cabeza encendidas. Dicho lo cual, puedes no entrar con un gran nivel, suele pasar, pero prepárate para conseguir un nivel cuasi bilingüe (C1 para los amigos) en cuatro años de estancia, sino puedes ahorrarte el tiempo empleado y dedicarte a otra cosa; eso sí, si usted tiene pensado dedicarse a alguna otra cosa más de corte gestoría contable y cosas del estilo quizá solo le valga con un nivel alto (B2). Y no me pongan malas caras porque igual, con fortuna, se libran de meterse con un tercer idioma. Tonterías las justas, amigos. Más vale prevenir que curar.


Matemáticas 

Es uno de los grandes tópico de una carrera de económicas: la cantidad de mates que pueden existir a lo largo de trayecto, y que es totalmente cierto, por otra parte. Toda economista serio que busque una gran proyección futura debe trabajar sobre una base de análisis cuantitativo Aunque para la tranquilidad del lector he de decir que no es necesario traer un gran nivel, ni ser especialmente bueno en ello. Es más importante tener la disposición y trabajar diariamente sobre la materia para apreciar una creciente mejoría poco a poco. Si, además eres bueno en ellas, será un sustancioso plus a su favor. Podríamos resumir este punto como el segundo gran rival a batir.


Haz algo más que ser estudiante pasivo

Servidor es el primer resultadista de la sala, reconocido sin problema; pero con todo ello si que recomiendo interesarse un paso más allá por la materia. No hace falta que se lea los libros que se recogen en la biografía de cada materia pero si que intenten poner cada tema de la asignatura en un contexto más global del "para qué puede servir" o "para qué se puede utilizar"; preguntar a los docentes, ser curioso y todas esas cosas. No es matarte, pero a la larga lo agradecerás porque podrás decir cosas tan básicas pero tan didácticas como: "ah, claro en segundo veíamos esto porque suponíamos aquello, por lo cual ahora sin ese supuesto e incluyendo 'x', o 'y' cosa obtenemos esto otro que nos será útil para..." Parece algo sin mucha transcendencia pero es muy satisfactorio con el tiempo, créanme. 


Estudia mucho y sé aplicado, o te doy con la chancla

Sin ánimo de llevar a cabo el papel de una figura parental, si que me parece que es una buena inversión en una carrera de economía currársela y obtener buenos resultados. No es una ingeniería, ni medicina, ni cualquier otro sucedáneo de infierno estudiantil; exige esfuerzo, sí, evidentemente. Mucho por momentos pero, a parte de que se va poniendo más apasionante a medida que uno avanza cursos, por lo general hay bastantes alumnos que consiguen buenas notas medias y partir con notas bajas puede ser un hándicap innecesario que sumado a otros de los que se pueda partir te puede tirar al traste más de uno o dos planes: hablo tanto de trabajos futuros como de admisiones a másteres potentes. Currenseló.


Asociaciones de estudiantes: el gran 'as' en sus mangas

Algo que nadie sabe, o parece querer no saber, más casi de otra época que de hoy en día por desgracia, pero dependiendo de su centro de estudios universitarios (AKA: facultad) suelen existir asociaciones de estudiantes enfocadas a un tema en concreto: cuidado con que tipo de asociación se elige, no se vayan a meter en una de perroflautas, pues eso puede ser un arma de doble filo que puede impactar en sus caras y tiraros uno o varios dientes al suelo. Siempre, informándote bien previamente, uno se puede encontrar con alguna curiosa que te van a ayudar sustancialmente a encontrar trabajo por otras vías a las más elementales o a mejorar tu CV de una manera de las que estarás orgulloso a futuro de haber tenido la iniciativa. Ténganlo en cuenta porque es una carta ganadora...


La biblioteca, más que para estudiar, para coger libros

Hay que intentar leer. Independientemente de estar en un grado de economía. Pero si, además lo estás, la economía requiere leerte al menos dos o tres libros por curso para ampliar conocimientos que se te van a quedar cortos simplemente con los programas de las asignaturas. Siempre se pueden extraer conclusiones interesantes y pueden ayudarte a moldear la rama de la economía que más te atraen. Mi recomendación es que las asignaturas más de historia, pensamiento, incluso las de estructura den más importancia a aprenderlas leyendo libros de lectura que con lo aprendido en las propias clases donde muchas veces son visiones demasiados superficiales, y lo que es peor: sesgadas.


Tengan economistas de referencia: sus ídolos, coleccionen sus cromos y péguenlos en algún álbum.

Plántense el siguiente dilema a modo de termómetro: si usted llegado el ecuador del grado no tiene a un o unos economistas como referentes, algo está haciendo mal. ¿Se imagina estar jugando en equipo de segunda división con 16-17 años y no tener a un futbolista de élite de referente? ¿Ó, ni siquiera conociendo a algunos de estos? Es un disparate, como pueden ver. Y no, no me vale conocer a Rallo, Lacalle o Bernardos... A esos les conoce hasta mi abuela. Hasta las piedras. Algo más: economistas de prestigio que hayan escritos papers reputados o sean escritores en plataformas de referencia. Ya saben, a cazar ídolos.


En asignaturas clave, profes clave

Para acabar esta lista de pretenciosos y despreciables consejos de mamá enfadá, una última recomendación que servidor les pone encima de la mesa: en asignaturas claves para lo que viene siendo la formación de un economista, es absolutamente clave y rentable elegir buenos docentes por duros o exigentes que estos puedan resultar. En asignaturas como econometría, macroeconomía, microeconomía, teoría de juegos o, incluso, estadística asegúrense "peeer faveeer" de que se lo explican bien y extraen buenos conocimientos. Un economista que no sepa ni econometría, ni macro, ni teoría de juegos... cuidado porque muy buen futuro no le augura en el sector...



PD: Nótese que la mayoría de las recomendaciones que se dan a lo largo de esta entrada son dados de que servidor o se ha arrepentido con el tiempo de no haberlo sabido, o de no haberlos puesto en práctica o similares. De momento a falta de un par de créditos me está yendo bien, pero ni de lejos para subirme a ningún púlpito a dar lecciones. ¡Qué les vaya bien, camaradas!


domingo, 14 de febrero de 2021

Economía en el cine: obras imprescindibles más allá de los grandes tópicos (Vol. I)


Dado que estamos ante un campo bastante frecuentado y pisoteado cada año por tanta gente que, o bien comienza a estudiarlo, o bien se dedica a ello, o, al menos que le resulta atractivo de un modo u otro, como es el económico, financiero o empresarial; pues, son muchas las personas a la par dadas -al igual que un jurista, un político, un policía, un dentista, un médico o cualquier otra profesión clásicamente conocida con el suyo- a buscar como el cine, elemento cultural clave, y, probablemente, el mejor espejo de la sociedad de cada momento, lo ha ido tratando a lo largo de su historia, así como, por ende a querer conocer cual son las mejores películas que ha producido al respecto.

Contra todo pronóstico, las listas que abundan la redes de internet son muchas veces muy deficientes a la hora de transmitir sobre esto y se acaban quedando en la superficie de lo que un largometraje propone a nivel argumental, y si está o no relacionado con este campo. Hablando en plata, vaya: que una película trate sobre economía no implica que sea económica, o no necesariamente dependiendo de si es más o menos interesante, o si cuenta sucesos de forma más o menos fidedigna con el como sucedieron realmente. Es verdad, también que la economía y sus derivados -quizá dejando un poco al margen las finanzas más de yupis, que si que podrían ser consideradas al respecto- carecen de una épica cinematográfica atrayente para los productores y las major a la hora de invertir en proyectos que trasladar al gran público, lo que dificulta su aparición por las salas de manera tan frecuente como los juicios o los dramas políticos o de investigación periodística (ojo que aquí hay otra lista). Luego también gran parte de la producción ha sido llevada a cabo desde un punto muy tópico, o con demasiada comedia extravagante llena de excesos que al final hace que se tenga una idea tontorrona de que va el tema; así como cuando se aborde desde puntos de vista más serios, no es sino para endosarnos un dramón de tres cuartos sobre alguna estafa o fraude que te pone más mal cuerpo que la mayonesa pasada, y que realmente nos deja, especialmente al sector financiero, como unos malvados estafadores a la larga. Lógicamente al público no le incentiva ir a ver historias que puede ver a diario en las noticias o en cualquier periódico a la vuelta de la esquina. 

Y, la verdad, que la primera película omitida en todas las listas que me estaba viniendo a la cabeza, a la hora de plantearme este post no es otra que una de las películas más conocidas de la hª del cine (¡Toma ya!) y no es otra que... (y nos sirve a la par de pistoletazo de salida para la lista):


El bueno, el feo y el malo, 1966 de Sergio Leone


…Y es que el personaje de "El Rubio", interpretado por nuestro gran amigo Clint, cuando empieza la película vemos como sobrevive este buen hombre, la manera que tiene de ganarse las habichuelas en aquel mundo tan cruel. El tío está hecho todo un emprendedor nato. No le hacen falta las odiosas constituciones jurídicas de las sociedades para montarse su propio negocio. Todo un ejemplo de emprendimiento y de como uno tiene que dar la vida y arriesgar constantemente por su negocio.


Que Bello es Vivir (It's a wonderfull life), 1946 de Frank Capra

 



Otro ejemplo, y con las Navidades recientes aún, donde son muchas también las personas que se las pasan buscando lista sobre las "grandes películas de la época de Santa Claus", para al final ver como la que encabeza (o debería encabezar en todo listado medianamente serio) no es otra sino una de las grandes películas sobre economía que se han hecho. Y aquí puede entrar quien pretenda argumentar que realmente es una escena donde tiene lugar todo este meollo, y es efectivamente: la escena del pánico bancario. Y lo es porque a Frank Capra no le hizo falta rodar una película de dos horas donde pusiera de manifiesto en que consistiría todo este tinglado tan chungo que nos arruinaría la vida a más de uno de producirse. 

 De hecho, si al ser humano menos intelectualmente dotada del universo le quisieras explicar lo que es esta situación con ponerle esta escena ya lo sabría a la perfección. Hasta un mono lo entendería. Y eso habla de la brillantez de la dirección y del prodigioso guion. ¿Quién podría filmar hoy eso aparte de este señor? Respondan ustedes mismos.


Desafío Total (Total Recall), 1990  y Robocop, 1987 de Paul Verhoeven



Nuestra bilogía sobre sistemas económicos, en pelis que ninguna son de economía pero donde ésta tiene un papel fundamental como telón de fondo para encuadrar ambas historias y donde también se expone el centro de la crítica que el realizador holandés Paul Verhoeven les coló a millones de americanos en estos dos superproducciones en plena época del más salvaje 'American Way Life'. Dos películas que ponían en tela de juicio el capitalismo como sistema justo y creador de enormes desigualdades entre los prósperos que podían vivir de las grandes corporaciones que gobernaban las metrópolis, a la par reflejadas como vertederos residuales de desperdicios y contaminación como consecuencia, y a los que el propio sistema destinaba al abismo de la pobreza. Lugares gobernados por la delincuencia donde el lenguaje imperante era el hablado a través de billetes de 100$. Abiertamente comunistas no dejó indiferente a nadie, ya que todo esto venía tremendamente bien camuflado bajo un mantón de tiros, sangre, violencia, explosiones, sexo y todos estos elementos que tanto nos entretienen a los aficionados más palomiteros.


Demolition Man, 1993 de Marco Brambilla



Si antes hablábamos de ese ataque al sistema americano llevado acabo desde dentro por el "holandés errante" Paul Verhoeven, aquí tendríamos a su película homónima: Demolition Man. Y es que el bueno de Sylvester, estrella absoluta de Hollywood en aquel momento, pareció querer dar la réplica ensalzando los valores estadounidenses, esos que se revindican desde la comida rápida y grasienta, desde un McDonals hasta su buen cubo de pollo en KFC; el capitalismo más feroz pero en el lado opuesto de la anarquía, ya que aquí se defiende ante todo un orden supervisado por la autoridad ante los rebeldes, raritos y anti sistemas que hay sueltos por ahí y que representan una amenaza para la vida justa americana de todo el lema 'Made in America'. Hay que decir que parece -vista casi treinta años después- que los guionistas y el director guardaban una especie de bola mágica con la que observar el futuro, pues acertaron de pleno sobre la corrección política dominante y llevada al extremo que tan extrañamente familiar nos resulta hoy, una panda de imbéciles, en definitiva a quien había que quitarse de en medio. Brutalmente patriótica parecía querer decir que se o es americano o mejor no ser.


Hasta que llegó su hora (Once Upon a Time in the West), 1969 de Sergio Leone



Retrocedemos ahora, de nuevo, unos cuantos años y volvemos con el italiano Sergio Leone en la que probablemente sea su mejor película donde, otra vez a través del western, hablaba de "la construcción de América" y de la importancia del ferrocarril para el desarrollo económico y social de la nación. Una inversión llevada a cabo por grandes compañías privadas, no por el Estado, y de que no ser así seguramente no hubiera dado lugar. Sus largas secuencias (ver imagen), además, acompañadas por una de las mejores piezas que compuso en su larga trayectoria el recién fallecido Ennio Morrricone sobre todos aquellos hombres trabajando construyendo las vías usando una enorme cantidad de recursos, pero que a la par hacía gala de enorme cantidad de mano de obra que era necesaria para llevar acabo la industrialización de Estados Unidos y que atraía a todas las clases más necesitadas de ella procedentes de Europa, y que también, aunque en esta cinta no se ve, ayudaron a la conquista del oeste.


Una mente maravillosa (A beautiful mind), 2001 de Ron Howard



Quizá incumple ciertamente la filosofía de la lista, a par que probablemente, es una de las, o directamente, la más floja de la lista. Alejada (mucho) de ser una obra maestra, no deja de ser imponente como se habla de economía sobre cosas que solo entenderán quienes hayan estudiado teoría de juegos, llevada a cabo por este brillante matemático y que a día de hoy es el elemento clave para entender por ejemplo el como compiten las empresas, ya que la gran mayoría de mercados existentes en las economías, al menos más avanzadas, dictan de ser competitivos o perfectos que es donde previsiblemente tienen cabida las de Adam Smith.

 La ya mítica escena del ligue en el bar, que sirve como momento de iluminación para Nash, y que año a año se proyecta en toda buena facultad de económicas, hace que esta cinta de nuestro Ron Howard (¡Ay, Ron!) no pueda faltar en la lista.


El Verdugo, 1963 y El Pisito, 1958 escritas por Rafael Azcona



Abandonando la probable sobredosis americana que lleva esta lista, aterrizamos en terreno patrio entorno a los años sesenta con el principio del desarrollismo, o el milagro económico español. Época en la que España empieza a abrirse al exterior y dejar atrás el intenso agujero negro que le supuso la primera etapa del franquismo a nivel económico. Y si alguien sabía escribir a personajes tremendamente representativos del español de a pie, ese era Rafael Azcona en este par de obras maestras, una de ellas; 'El Verdugo' probablemente la mejor película española de todos los tiempos, y aunque ésta en concreto pretendía más satirizar al propio franquismo y todo lo relacionado a la pena de muerte en la cara de los censores, si es cierto que no iba tanto en la línea económica que a nosotros nos interesaría discutir aquí. Pero no obvio mencionarla junto a la otra: 'El Pisito', ya que ambas convergen en algo que aunque se pusiera de manifiesto hace aprox. sesenta años atrás sigue siendo uno de los mayores retos de la economía española, no superado y de plena actualidad: la vivienda. El difícil acceso para cada generación a una residencia propia y la gran dificultad de la emancipación era un tema que servía de motor principal en ambas historias que movía a los personajes siendo el telón de fondo de la donde se enmarcaba la trama. Esas familias donde vivía la familia al completo, hasta con la abuela. Una casa de las que muchas veces ni tan siquiera de salía durante la etapa adulta. La odisea que pasan los personajes en ambas películas en forma de tragicomedia es digna de ser unas imprescindibles para comprender a través del cine uno de los grandes problemas estructurales de nuestra economía.


El Apartamento (The Apartment), 1960 de Billy Wilder


Incomprensible como no puede figurar en casi ninguna lista de este estilo uno de los mayores clásicos de Hollywood como es esta enorme obra maestra del gran Billy Wilder. Una película ácida, satírica y que encierra una forma de retratar ese "trabajo en cadena" empresarial con el auge del sector asegurador. Esos eternos edificios y oficinas con más trabajadores que algún que otro poblacho que se nos venga a la mente. Con esas trabajadoras de los ascensores a la salida de las salas y ese sonido de las teclas de las máquinas de escribir y los teléfonos sonando, con el humo de los cigarros recubriendo cada mesa de trabajo. Pero sobre todo es una película usada para para estudiar las formas estructurales de las empresas así como sus organigramas. La forma de organizar a los trabajadores y los espacios de trabajo. Absolutamente imprescindible. 


Tiempos Modernos (Modern Times), 1936 de Charles Chaplin


Otro de los grandes referentes de esta "temática" que estamos discutiendo a la largo de toda esta entrada y que no es ni más ni menos que del mayor genio para la comedia, casi abuelo de todos los demás que han venido después, que fue Charles Chaplin haciendo aquí una de las películas más satíricas y, la par enigmáticas de la historia del cine, pues a día de hoy no hay consenso como se esperaría sobre las intenciones reales y lo que pretendía Charlot: si hacer una comedia en base a los pilares del capitalismo más rudo de la cadena de montaje y demás, o por si de lo contrario hacer un manifiesto anticapitalista y procomunista, como muchos historiadores de cine han defendido, en una época en la que ese tipo de posturas crucificarían a cualquier artista o autor simpatizante. Siempre quedará el enigma y mientras tanto su hora y media de duración nos pone en imágenes y carcajadas de que iba todo esto mejor de lo que ha hecho nunca jamás.


En busca de la felicidad (The Persuit of Happyness), 2006 de Gabriele Muccino


Esta vez, otra buena (aunque sin más) película sobre el mundo de la bolsa más de brókeres e intermediarios financieros, pero sobre todo porque dentro de ese mundo encuadra dos elementos que, posiblemente por esta época de mi vida me lleguen más que otros y que considero de que es condición necesaria para estar en la lista, y no se crean que esta es tan tópica y habitual en ellas. Y es la historia de este hombre que no tiene un chavo y todo le va de culo, viéndose a vivir en un momento determinado, incluso en la calle, y que su sueño es trabajar en los mercados financieros. La película al contrario de lo que se dice no me parece ningún ejemplo de filosofía ni de nada, es llorona de narices y mohína como ella sola, pero si que refleja perfectamente los duros que son los procesos de selección para la candidatura a un puesto en estas compañías y de lo complicado y exigente que resulta aprender este oficio. Ese tío con el libro estudiando hasta en el metro o en la cola del asilo social, en el supermercado, con el niño a cuestas... anywhere. No es imprescindible pero para estudiantes de económicas o empresariales o similares es un buen "bombón de chocolate" que llevarse a la boca. Empatizarán.


Bonus Extra: American Psycho, 2000 de Mary Harron


A modo de bola extra, y como comentaba en la intro de este post, las pelis de yupis abundan, sobre todo en la década concreta de los 80, 90s y, que a la par no tienen nada que ver con la economía y creo, y esto ya es opinión muy personal, de que nos hacen más mal que bien a los que nos encontramos en este mundillo. Así pues he decidido incluir aquí dentro una película de yupis pero que se sale muy fuera de los marcos habituales de este subgénero y donde nos encontramos un filme muy desconcertante de estos de los que cuando acaban no sabes muy bien lo que has visto: si era verdad, si era un sueño; si iba en serio, o por el contrario, si todo era una coña.. Con un Christian Bale excesivo pero soberbio como el personaje lo requiere y que le aporta a todo esto una connotación peculiar y digna de ser vista al menos una vez. No puedo tampoco añadir mucho dado que cualquier cosa que se comente de más puede arruinarle la experiencia a quien aún no haya sido partícipe de ella.